Esta semana revivió el discute sobre la reforma de las pensiones, por cuenta de las discrepancias de los ministros de Hacienda y de Trabajo sobre los tiempos del proyecto. Qué implica el aplazamiento del tema.
Desde la campaña electoral, el presidente Iván Duque se comprometió a presentar la reforma pensional que requiere el país para solventar los inconvenientes de cobertura, desigualdad y exceso de gasto fiscal. A pesar de su relevancia, múltiples gobiernos la han aplazado, ciertos por carencia de convicción y otros pues no han tenido el capital político para aprobarla.
De ahí que, tras conseguir la discutida Ley de Financiamiento, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, había dejado en claro que la próxima gran reforma económica sería la pensional. Esto tenía apacibles a los analistas económicos y a las calificadoras de peligro. Mas la ministra de Trabajo, Alicia Arango, confirmó que esta regla quedó aplazada para dos mil veinte en un episodio en que no quedó claro si se trataba de simple descoordinación o bien de creencias encontradas.
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Para los técnicos como el ministro de Hacienda, la reforma pensional no da espera: el país debe continuar reduciendo la deuda tácita, que el día de hoy alcanza el ciento diez por ciento del producto interno bruto; acrecentar la cobertura, que apenas alcanza el treinta por ciento y producir equidad en la entrega de subsidios, que el día de hoy acaban en los bolsillos de los pensionados de elevados ingresos. De ahí que Carrasquilla insiste en gestionarla este año.
La ministra de Trabajo coincide en la relevancia del tema mas desea presentar la reforma en el primer trimestre de dos mil veinte para avanzar este año en su socialización, instalar mesas técnicas con especialistas y escribir un proyecto que cuente con grandes pactos.
Si bien ese es el escenario perfecto, tal vez no sea el ideal. El directivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, piensa que el país no puede aguardar y cuanto más veloz mejor pues los inconvenientes del sistema “son graves y es preciso solventarlos en el corto plazo”.
El directivo de peligros soberanos de la calificadora Fitch Ratings, Richard Francis, piensa que Colombia no perdería su actual calificación crediticia si retrasa la reforma para dos mil veinte, puesto que en su entender es una situación alarmante mas un aplazamiento no hace mucha diferencia. Mas el reloj de la política empezaría a jugar contra el capital con que cuenta el gobierno para aprobarla.
Aparte del tiempo de presentación, hay polémica por los temas que debe incluir. La ministra Arango tiene claro que el gobierno debe primero cumplir la promesa de campaña del presidente de no alterar la edad de jubilación, el día de hoy de cincuenta y siete años para mujeres y sesenta y dos años para hombres. Mas este tema controvertido puede dejar sin dientes a la reforma. Del mismo modo, la nueva regla debe repartir mejor los subsidios a fin de que lleguen a quienes más los precisan, y articular el sistema con los programas Colombia Mayor y Beneficios Económicos Periódicos (BEPS). La ministra advierte que el cuarenta y cuatro por ciento de los trabajadores reciben el día de hoy menos del sueldo mínimo mensual, lo que por el momento los excluye del sistema pensional. Y de aquellos que reciben desde un sueldo mínimo y pueden cotizar para la pensión, apenas el veinticinco por ciento consiguen este beneficio.
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Eso sí, todos están conformes en asegurar el pago futuro de su mesada a quienes lleguen a la edad de jubilación, que los subsidios se asignen apropiadamente y que aumente la cobertura.
Mauricio Olivera, expresidente de Colpensiones y exviceministro de Pensiones, piensa que la mayor parte del gasto público en este ramo se marcha a los regímenes singulares y que “la tal bomba pensional” no existe. Mas coincide en la necesidad de una reforma y apoya ideas como la de Fedesarrollo de crear un sistema complementario que, en contraste al actual, fuerce a todos y cada uno de los colombianos a cotizar sobre un sueldo mínimo en el primer pilar, administrado por Colpensiones, mientras que quienes tienen sueldos superiores puedan ahorrar en una cuenta individual como las de los fondos privados. De esta forma habría más equidad.
La discusión sobre la reforma pensional empezó con discrepancias dentro del gobierno. Mas en contraste a lo que se aguardaba, ya no solo su contenido está en discusión, asimismo el instante más oportuno. ¿Quién va a ganar este pulso?
